2017-01-28

Amado Nervo y La gota de agua

El cuento “La gota de agua que no quería perder su ‘individualidad’” pertenece al escritor mexicano Amado Nervo, a quien se califica como un prosista de gran simplicidad y eficacia, a la vez que una de las figuras más destacadas del movimiento modernista mexicano. Para nosotros es, simplemente, autor de muchas hermosas obras literarias.



Gota de rocío en una rosa
A continuación transcribimos el cuento completo de Don Amado, para luego dar nuestras opiniones sobre el mismo:

Por la noche, en el verano, a partir de las doce pueden regarse los tiestos.

Se supone que a las doce –y se supone mal– nadie pasará ya bajo los balcones enmacetados de Madrid; pero si pasa, y ex abrupto un riego helado cae sobre su cabeza, ni tiene derecho a quejarse, ni vale la pena, porque el agua, aun así, es bienvenida en pleno agosto.

Las flores, “por su parte”, es indecible lo que gozan con ese riego nocturno, cuya frescura se perpetúa, sobre todo en los balcones de Luis, que miran al Poniente, hasta bien entrada la mañana.

El otro día, a las doce, sobre el pétalo aterciopelado de una rosa, como sobre la tela de un estuche, radiaba aún una gruesa gota de agua. Había pasado allí buena parte de la noche, fresca por excepción, dejándose penetrar por la luna.


Un viento suave la balanceaba en su hamaca olorosa de seda.

Pero avanzaba la mañana. El dios trasponía ya el meridiano, y una saeta de oro del arquero divino hirió en pleno corazón a la gota, tocándola en chispa maravillosa.

Luis, que de antaño comprende el lenguaje del agua, como el sultán Mahmoud comprendía a los pájaros, oyó quejarse a la gota, la cual decía entre suaves quejumbres:


–Tengo miedo, ¡ay!, tengo miedo. Siento que empiezo a evaporarme... ¡Oh sol, no me beses, por Dios! Tus besos hacen un espantoso daño. Me penetran toda, me abrasan, me disgregan... Yo no quiero deshacerme, no quiero volatilizarme... ¡No quiero perder mi individualidad!... ¿Entiendes, oh sol? No quiero perder mi individualidad.

“Yo reflejo a mi modo la naturaleza. Soy un pequeño ojo cristalino, muy abierto, que la ve, que la admira desde este nido de terciopelo, desde esta cuna suave y bienoliente. Llevo ya muchas horas divinas de vida harmoniosa. Durante buena parte de la noche he reflejado la luna. He sido, ya una perla, un zafiro místico, ya una turquesa celeste. Después, la bóveda se ha pintado de un amarillo suave, y yo me he vuelto topacio. A poco el cielo se tiñó de rosa, y he sido rubí. Ahora soy diamante. Y cuando las hojas del rosal se miran en mi espejo para contemplar su traje nuevo, recién cortado en punta, me convierto en esmeralda.

“No me beses, ¡oh sol! No sabes besar: haces mucho daño. No eres como la luna. Ella sí que sabía besar blandamente: al fin, mujer. Tú te pareces a un hombre sanguíneo, tosco y premioso.

“¡Ay!, siento que me deshago, que me desvanezco, que me pierdo...


“Sí, comprendo que eso de la transparencia absoluta es una cosa muy buena; que ser parte de la atmósfera húmeda es cosa muy conveniente; que flotar, volar, es cosa muy apetecible. Comprendo también que un poco de frío puede condensar mi humedad, y entonces ser yo parte mínima de una nube de esas que he visto pasar por la mañana y que parecen cuentos y milagros... Todo eso, sin duda, es bueno. Pero yo dejaría de ser gota, de ser gotita diáfana y temblorosa que soy: esta gotita acurrucada en el pétalo de una rosa, ¡y no quiero perder mi individualidad!

“¡Ay! ¡Ay!, que daño me haces..., ¡oh sol! Ya no me beses, ya no me be...ses. Yo soy u...na gotita... de agua..., una lu...mi...no...sa go...tita de agua... sobre un rosa..., sobre una ro...»

Estas fueron las últimas palabras de la gotita trémula que brillaba sobre el pétalo de una rosa en el balcón de Luis.

El sol, brutal y sordo como la muerte, había hecho su obra.

Amado Nervo
Amado Nervo (1870 - 1919)

Interpretación

Amado Nervo no es un autor al que haya que leer entre líneas para captar el mensaje que quiere transmitir. El mismo está explícito en sus textos, y en este caso, en el título mismo: la protagonista (la gotita) no quiere perder su individualidad. Le teme a la evaporación (la muerte), se resiste a enfrentar el cambio que la hará dejar de existir como individuo para fusionarse con millones de otras gotas que ya han pasado del estado líquido al gaseoso.

Amado Nervo y el agua

El agua aparece recurrentemente en la obra de Nervo (ver “La hermana agua”) , no sólo como portadora de vida, sino como una entidad viviente y consciente de sí misma.


Con la personificación de la gotita, Nervo expresa el temor a la muerte que tenemos los seres humanos (otro tema recurrente en la obra del autor), aún cuando creamos en la existencia de un alma perdurable que volverá a la fuente universal, fusionándose con todas las demás almas, cuando dejemos nuestra vida terrenal y, al hacerlo, perdamos nuestra individualidad como seres independientes.

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